Por: Jennyfer Fernandez Blanco
Una vez estaban unos científicos en un laboratorio, uno de
ellos el que más se destacaba se llamaba Jhorfen, él había sido el que había
descubierto la vacuna del (VIH). Un día decidió con sus amigos poner a cocinar
un litro de Coca-Cola con gasolina y una menta en una olla de presión. Todos se
fueron y lo dejaron solo de un momento a otro la olla estalló, y ahí fue donde
Jhorfen perdió la mano.
Su esposa Jennyfer preocupada por haber que pasaría ahí en
el hospital, no sabía si preocuparse más, si por su hija que estaba toda
estérica e inquieta, o por su esposo que no se sabía que había pasado con él.
De repente se acercó un medico a Jennyfer y a su hija
diciéndoles que su esposo estaba muy delicado de salud y siendo así Jennyfer se
preocupaba más y llamo a los amigos de Jhorfen que eran científicos para que
estos les hicieran una pequeña reunión en el hospital.
A los pocos días llegaron sus más cercanos amigos
científicos a visitar a su enfermo amigo; estos hicieron una redonda de sillas
alrededor de la camilla haciendo que sus viejos amigos recordaran momentos
bellos e inolvidables de la universidad, el primero que comenzó a hablar fue su
mejor amigo Robert.
-¡Hey! ¿Te acuerdas de la muchacha de la universidad que
pertenecía a la facultad de medicina y ciencia? Ella trató día y noche para
conseguir la cura del cáncer, pero al ver que no podía conseguir la cura, ella
se volvió loca.
Jhorfen él esposo de Jennyfer se pudo recuperar poco a poco,
y de ahí todos quedaron contentos porque él ya estaba mejor de salud, pero
Jhorfen no volvió al laboratorio porque ya temía de volver a perder su otra
mano, todos estuvieron bien junto a su familia y con sus amigos.
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