domingo, 10 de mayo de 2015

ESTACIÓN CENIZA

ESTACIÓN CENIZA

Por: Diana Ardila.


En aquella  alejada   y pequeña aldea,   la espesa nieve  no cesaba de caer,  cual cascada impetuosa  sobre los tejados de las humildes  casas,  Invernalia, ese era su nombre,  donde  el silencio  era interrumpido únicamente por los fuertes vientos y algunos  animales que jugueteaban amistosamente por sus calles.  Sus   habitantes desde el interior de las viviendas vivían  acorralados por el temor y la angustia,  trataban de  mitigar la situación,  anidando en sus pensamientos el ferviente deseo  que muy pronto el cambio  de estación se diera; que difícil era para  grandes y chicos,  sentir  el frio penetrante hasta helar los mismos huesos,  día   tras día  esperando   que todo fuese diferente, transcurrían, meses y  años; todo permanecía igual.
Inusualmente se empezaron a dar cambios,  las desaparecidas calles empezaban a divisarse,   al igual que los avisos  de las tiendas de comercio,  ya  las ramas de los árboles  poco a poco permitían ver sus follajes, la  nieve poco a poco  se derretía  y comenzaba a desaparecer. El tan  esperado fin del invierno comenzaba a  ser una realidad.
Todo parecía ser  bueno  para  aquella villa.   Siendo el medio día, la  helada tranquilidad del silencio fue interrumpida, por una penetrante  y aturdidora carcajada, unos pasos retumbaban y   avanzaban  con firmeza  desde  el    bosque, se vislumbraba  humo,   a través del cual   los árboles iban siendo derribados,  el cielo se tornó gris, y  los pocos rayos de sol se desvanecieron por completo,  relámpagos en forma de flechas de fuego atravesaban de un lado a otro al  pueblo, parecía que  una enfurecida fiera salvaje quisiera devorarlo todo.
El caos se apodero de los habitantes,  corrían  desesperadamente en todas direcciones  buscando donde salvaguardarse; una  imponente   figura se hizo notable, sus grandes ojos rojos como llamaradas, su  largo cabello  ondulado que permitía ser movido  por el viento,  en sus manos sostenía  un enorme arco  listo para disparar las arrasadoras flechas incandescentes,  estaban siendo atacados por la  abominable mujer de fuego,  así  era nombrada en toda esa región.
Jack el hijo mayor  de la familia Brown  conocía el despiadado proceder de esta mujer y valientemente estaba dispuesto a defender  su pueblo  y su familia, en medio del peligro y el caos,  el muchacho   decidió aproximarse cada vez más para enfrentar a la temible dama de fuego,  a pocos metros de distancia,  le preguntó: - ¿Qué quieres? ¿Por qué haces todo esto?  
La temible mujer indignada por el atrevimiento de aquel joven, pero a la vez experimentando  un sentimiento diferente en su corazón.  En los años que llevaba invadiendo y asolando pueblos, nunca nadie  había hecho tal cosa.
La osadía de ese muchacho hizo que la mujer  aumentara su poder y ahora las llamas también  salían de su cuerpo y   fueron más  fuertes y numerosas,  en ningún momento se detuvieron,  fijó   la mirada en aquel joven de ojos color miel, y curiosamente se acercó a él. Jack  asustado y a la vez  confundido  por las últimas acciones de aquella mujer, estuvo  inmóvil,  pensando en la reacción que ella  iba a tomar; sin embargo ésta  contestó  a su pregunta. - Me llamo FIREWORK, y mi proceder se debe a la necesidad de descargar  la  ira y el dolor que me atormentan.
 – Jack con voz entrecortada  responde:
  - ¿Causando dolor a  indefensos,  crees que mitigas el tuyo?   Destruyendo  vidas y familias enteras  podrías estar  en paz?
Ella le contesta:
 -He asolado   pueblos completos y todo en mi sigue igual, pero esto hace que me sienta mucho mejor.- Así   dio fin a la conversación.
Destruyó  lo  que iba a su paso.   La  gigantesca llamarada devoró  todo,    es así como Invernalia, la aldea de nieve desapareció.  Es ahora  Onfire.  Los pocos  sobrevivientes  intentan renacer de sus cenizas como el ave fénix;  aprender a vivir ahora con otra estación.
también Jack desapareció, se rumora que aquella mujer,  no es solo una chica en llamas,  ahora  deambula en compañía de Man of fire.

  

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