LA TRAVESÍA
DEL CAPITÁN KLETUS
POR: Astrid Archila.
Era un tarde del mes
de Octubre, iba el capitán y sus amigos ayudantes en un barco hacia una isla
donde tenían secuestrada a la esposa y la hija del señor capitán Kletus,
llegaron al sitio destinado, el cual estaba completamente minado y no sabían
cómo pasar porqué habían muchos caminos, hasta que llegaron al punto donde
supieron que camino escoger pero claro, había una persona que los estaba
guiando, un joven que se llamaba Cristancho, ese señor era muy callado, con un
rostro petulante y escalofriante, no sabían
si confiar en el camino por el cual aquel tenebroso joven fingía llevarlos o
huir por los otros caminos.
Ellos con caras de ¡Auxilio! Se encontraron a un viejo amigo
del joven qué los estaba guiando, solía decir que iban por el camino del bien,
es decir, el capitán creía que muy pronto iban a llegar donde estaba su amada
esposa y su consentida hija, luego el joven los dirigió por un puente de tabla,
según él decía “Ya casi vamos a llegar” seguían caminado calladamente detrás
del joven mientras el capitán desconfiaba cada vez del dichoso guía y el
supuesto amigo del joven, esos dos tramadores se carcajeaban y se susurraban al
oído cosa que los hacia desconfiar cada vez más.
Entonces caminaron y caminaron días, semanas, hasta el punto
qué se les estaba acabando su comida, estaban muy agotados, tiempo después se
encontraron una cabaña, donde justamente ahí el capitán descubrió qué allí
estuvo su esposa y su hija, porqué encontró una carta qué su amada esposa le había
dejado escondida detrás de un arbusto, él la leyó detenidamente y lloró, pero
fue un llanto de alegría, decía “Aún estamos con vida, si están con el joven el
supuesto guía no les crean nada, aléjense de él”.
Aquel héroe capitán Kletus con su astucia pudo caer en cuenta
que el joven Cristancho solo era un intermedio para llevarlos a donde
probablemente iban a ser sometidos, pero no fue así gracias a la maravillosa
carta, el capitán pudo deshacerse del joven y su supuesto amigo, se dirigieron
por otro camino, ya que por ahí miraban señales de su esposa.
El capitán iba seguro de lo que estaba haciendo y ansioso por
encontrar a su familia, hasta que llegaron a aquel inesperado lugar donde
tenían a su esposa e hija aquellos maleantes. Sin embargo el capitán seguía
buscando detenidamente, esperó otras más de las tantas noches qué había qué
tenido que pasar para poder liberar a su familia, llegó el día y alrededor de
ellos había unas desconocidas personas que les preguntaron ¿A quién buscáis? Y
respondió el capitán -“Hemos estado por más de una semana en busca de mi
familia pero aún no la hemos encontrado, si sabéis algo por favor humildes
caballeros ayúdenos”.
Los señores al ver la cara de angustia de aquel capitán les
dijeron “Sí claro, por aquí es, solo falta cruzar un río” el capitán acabando
ya sus últimas esperanzas les hizo caso, logró encontrar a su familia pero se
encontró con la desagradable sorpresa qué su consentida hija, la niña de sus
ojos había muerto, ya que tenía más de dos semanas sin poder comer nada, ella
ya estaba muy agotada, el lloró hasta más no poder pero con la ayuda de su
esposa y sus amigos pudo seguir adelante, dio gracias a sus queridos ayudantes
que pudieron acompañarlo a dicho rescate.
Y dijo el capitán:
“No fue lo qué quise, pero estoy con la mujer que amo, mi
amada esposa”
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